Palpitantes latidos a ritmos frenéticos. Humanos huyen de una tierra que no obedece sus pies, gritos y toneladas de fierro, cachos de cemento vuelan como palomas dominicales. Las lágrimas empiezan a rodar sobre avenidas abiertas, los niños y la muerte se enfrentan; mujeres lloran, hombres pálidos; viejos recuerdan el 57. ¿En cuánto tiempo se destroza una vida? Bastaron dos minutos…
jueves, 11 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario